viernes, junio 30, 2017

BUENA PUNTERÍA de KURT VONNEGUT























BUENA PUNTERÍA de KURT VONNEGUT
deadeye dick 1982
Emece 233

Tradu. Jorge V. García Damiano


Es curioso como Vonnegut, Kurt, habla del mundo en sus libros, no he leído todos -claro- pero creo que tengo cargada una buena mochila de sus textos en mis espaldas, probablemente he leído 9 o 10 de sus libros y todos tiene un componente común y que no tiene que ver con el tema o el tipo de libro que a veces es ciencia ficción, a veces critica política , a veces sátira, a veces... a veces es solo Vonnegut, Kurt,. Y, digo que es curioso, porque de alguna forma consigue algo que me sorprende. (Intentaré explicarme sin que parezca más tonto de lo normal,- con Vonnegut, Kurt, pasa eso, que leyéndolo te deja con esa sensación de que el mundo es imbécil y tú eres parte de él, y probablemente harías las tonterías que ves que hace el vecino de al lado del protagonista, o bombardearás el mundo con mantequilla-si fuera el caso- si al alocado protagonista de cualquiera de sus libros -que he leído.- le da por hacerlo.) Pero me disgrego, me disperso, sí, digresiono como un bellaco. Lo que me extraña, por fin lo digo, es que sus novelas tiene ese aire a película -`pongamos película por no poner novela de los 60 o de los 70 – o los 80, queda todo un poco lejos de mi mente- porque podría llegar a incluir a a Harold Robbins y no es cuestión-, hablan de esa Guerra Fría -que algún joven actual sonará a lucha de bolas de nieve-, y habla de personajes repletos de anfetamina, a películas de Vietnam sin Chuck Norris,, a Nixon en la televisión y de viajes espaciales a ningún lado y cosas de esas; algo así como una película de Harry el sucio, pero con más mala leche y matando más gente, y con más humor de pico y pala, pero no por lo manual y sudoroso, sino porque socava cimientos, bases, basas, tierras, cepillos de iglesia, tuberías de gas, cimientos de iglesias o del Capitolio, hace un agujero profundo, donde suena un eco, que aún me llega, -solo asómate a una librería que tenga un libros suyo, y lo oirás-. Pero todo eso que pueda parecer de los 60 o los 70 -y sí los 80), pero es actual (es lo que tiene la buena literatura, no tiene reloj, no marca hora, ni minutos ni siquiera años), digamos -pongo un ejemplo que no gustaría a Kurt, pero me agrada que así fuera´le gustaría que no le gustaría-, como un teatro empapelado con papeles pintado a rombos cremas pero con personajes salidos de un estudio de comportamiento de un psiquiatra -recién salido de una promoción del año 2017, con su bonete al aire, o lo que sea, al aire-, alocado, con su nota de sobresaliente cum laude de alguna universidad de esas que fotocopian premios nobeles con dinero y pastillas para no dormir.

Alguna veces , ahora que he acabado este libro, lo pienso: Vonnegut, Kurt, escribe como si cantara en un viejo vodevil, y mezclara en su canciones las pícaras letras sobre las relaciones humanas, pero las mezclara con el blues de la tristeza por la estupidez del mundo, una pizca de salsa picante, un poco de sátira, un grueso gallo de humor salvaje  y un pizquita de sátira, una pizquita que, de repente, como un reflejo del martillo en una rodilla, se convierte en un camión volquete, que te echa por la cabeza toneladas de tierra compuesta de letras y mal/buen humor, que te entierra, y te revuelcas en esa sopa de palabras que te explican, te preguntan¿joder tío mira cómo está el mundo, te creas todo lo que te cuentan? Y sus personajes estrafalarios son tan reales por serlo que parecen salidos de la puerta de al lado de tu casa , pero con el pijama al revés y las pantuflas usadas como armas contra la estupidez del mundo, atacando a zapatillazos a la necedad del mundo , a la injusticia , a la boberia, a la gilipollez, sí a la gilipollez de la gente que gobierna, pero también a la que se deja gobernar así, y puede ser una nazi de raza negra o puede ser un planeta de mentira donde manipulan al mundo o puede ser un humano en un zoo, pero el mundo da la vuelta en los textos de Vonnegut, Kurt, y su mala leche, desgobierna el mundo. Si dejaras que el mundo fuera gobernado por sus libros, sería un manicomio, un amplio despejado mundo de locos que deberían pisar con cuidado porque de los libros de Vonnegut, Kurt, sale ácido, puede ser sulfúrico que destroza todo lo que toca o puede ser LSD, pero ácido al fin.

Y Mi digresión se alarga, lo sé, no he hablado de “Buena puntería”, ahora lo haré, solo te puedo decir, que te dé igual el libro que veas de Vonnegut, Kurt, que en todos verás su figura con esa sonrisa de mala leche que no perdona, como el cigarrillo pegado a la comisura del labio  de Clint Eastwood mientras levanta el viejo poncho, y, sabes, lo sabes, que se va a cargar a todo el mundo y escupirá al último en la frente, diciendo -te lo dije-; y en Vonnegut, Kurt, ves esa misma sonrisa que te dice mira te voy a decir lo que va a pasar, que eres carne de cañón, que somos, y ¿sabes? el del cigarrillo en los labios se está riendo de todos, y por eso te cuento, porque soy el sepulturero que va aponer tú nombre en la lápida de madera podrida.

“Buena puntería” es la historia de una parte, -digamos de una sección, digamos que una sección especial, no especialmente torpe pero si especialmente anormal- de una familia, rica en origen -llena de snobismo y prepotencia de la riqueza heredada y venida de la nada-, pobre siempre, desde que tenía dinero hasta cuando lo perdió, Y es la historia concreta de un hombre-niño, Rudolf Waltz al que le dejaron al cuidado de una colección de armas con 12 años y mató de un tiro disparado a la nada -maldita mala suerte, torpe niño- a una mujer y su hijo en el vientre; es la historia de unos tipos que no fueron nadie, pero  nunca fueron nadie (o solo, por un momento lo fueron) cuando mataron a alguien o amaron a Hitler, o ayudaron a ocultar asesinatos, todo se oculta en la sociedad blanca y rica de cualquier pueblecito del sur de EEUU. Pueblecito, -Midland City- al que, de repente, se le cae encima e una bomba de neutrones, al que mata a todos sus habitantes, pero mantiene magníficamente el resto de lo que queda, hasta la tarta de nata recién salida del horno de gran calidad - y marca americana de última generación- del vecino de al lado, La familia Waltz, sobrevive, porque vive en Miami, por otro feo asunto de contaminación nuclear, se convierte en una ejemplo de un mundo que no se habla, de un mal escritor que no escribe de nada más que de vivir para siempre y una madre que no hace nada y un hermano que vive de su voz profunda, un padre que malgastó sus fortuna en Viena en putas y en salvar a Hitler, Una familia vacía , siempre vacía, solo sujeta por la tonta razón de tener lazos de sangre, de compartir casa, ¿de parecerse las narices?, en fin de ser familia, ¡oye son lazos de sangre, pero sangre de heridas.!


Y sí, el ácido sulfúrico de antes, es el elemento principal de la novela de Vonnegut, Kurt,. El humor caustico, contra el mundo y en especial contra su país; contra la posesión armas, contra la corrupción policial, contra el racismo, contra la guerra fría, contra los políticos, contra la falta de educación, contra la violencia, contra la incomprensión entre las personas, contra los ricos que los son por no hacer nada,contra los ricos por pisar a los pobres, contra los que engañan, contra los constructores de casas sin futuro,contra el gobierno, contra los científicos, contra la crítica literaria, contra el ejercito, contra los curas, contra los médicos, contra la familia, contra las palabras mal dichas, contra la buena puntería, contra la mala suerte, contra la buena suerte, contra lo injusto, contra lo que no debe ser respetado, contra ….¡Joder Kurt! No dejas títere con cabeza, nada queda sujeto sobre los pies de sus libros, y tienen esa pequeña presteza que hace que un libro que parece que te habla de tonterías, de ser simple como un cuento de Andersen con gota, o un Perrault del siglo XX que ha bebido demasiada absenta, ,es en realidad un cuento-combate que golpea como Muhammad Ali, como Rocky Marciano , como Joe Frazier o como Foreman : un uppercut al mentón, un directo al hígado, luego un jab al mentón y al final, el gancho final, duro y al cerebro.

wineruda





sábado, junio 24, 2017

NADIE NOS MIRA de JOSÉ LUIS PEIXOTO




















NADIE NOS MIRA de JOSÉ LUIS PEIXOTO

Nenhum Olhar, 2000
Editorial HIRU, 212 Pág
Traducción, Bego Montorio



Si acaricias el lomo de un libro y sientes que , suave , raspa el polvo en la yema de tus dedos, que al acercarte a tus labios parecen secarte y dejarte ese sabor a antiguo, a pasos de siglos , a piedras rotas por labradores de espaldas dobladas. Si rozas el lomo de un libro y notas que desprende calor, que de sus páginas llega ese viento del sur que parece ahogarte, que penetra en tus pulmones y los colapsa como fuentes de muerte, viudas de manantial ; si miras un libro y de él se desprende tristeza, una tristeza arrepentida y asumida. Si desde sus páginas nace lo inevitable, y muere lo variable, donde todo está´establecido, la vida y la muerte son caminos paralelos. Si ocurre todo eso estás leyendo un libro que llena todos tus sentidos, manos, ojos, oídos, voz, hasta el sabor de la sequedad, y eso es este libro; y , como a mí, , se te ocurre pensar que estás leyendo una biblia pagana de hojas cortas, donde el demonio rige el destino del destino, y se aprovecha de la aspereza del comportamiento humano, de su falso entendimiento, del aceptar lo que sucede porque no puede ser de otra forma, porque son esclavos de sus mentes, de sus pasados, de sus envidias, de sus quehaceres, de sus obligaciones morales rusticas y anticuadas, de los siglos de ser siervos, de la falta de educación, de no ser nada más que manos y espaldas y pechos y úteros, y ser presos de las cosas que no comprenden. Una biblia, esta, donde el Génesis es a la vez el Apocalipsis , y sus jinetes siempre cabalgan con su espalda cargada de sol , polvo y muerte: allá se muere de silencio, se muere de palabras no dichas, se muere de desdicha, en un lugar, un universo seco y vació, donde todo parece parecer al infierno, donde no nace nada más que luces para apagarse.

Lo curioso, lo que no puedes esperar de esta descripción de un lugar siniestro, de este lugar donde la nada permanece aún en los campos llenos de hierba, de baúles de los que una voz habla sobre el destino de ese mundo, en este paraíso de ancianos y perros casi eternos, -Un Matusalem de polvo y piedra-, en los gigantes de muerte, en los siameses sujetos -presos y vivos por la unión- por la mano, en los que la violencia se aposenta hasta cerca de la muerte, donde se sabe lo que va a pasar porque es el designio de la vida y del diablo, que es el dueño del destino del destino.., sí, a pesar de todo... este libro habla de amor.


Y habla del amor, pero de todos los amores, no sólo de un tipo de amor, ¿alguien se cree que hay un solo amor, lleno y plácido que dura lo que dura el mirar comprensivo del uno al otro? No, hay muchos amores: amores tristes,  amores perdidos, amores  filiales, amores aprovechados, amores obligados, amores callados, amores que no saben explicarse, amores de muerte, amores sin destino, amores para ser mirados, amores desde niños, amores que no debieron ser, amores que vencieron, amores que siempre son vencidos, y son estos últimos los que rondan el libro. Un mundo refugiado entre valores de gente pobre , de gente bajo el yugo de sus señores, aun ausentes, y del diablo que controla sus acciones, el amor es siempre vencido, Sí es amor, el amor de los humillados, el amor de los que sabe que existe entre ellos, o el amor que se confundió de casa, vencido por el silencio, Pero es amor.


Este libro también habla del silencio, del silencio de las miradas, del silencio de lo que no es comprendido, del silencio humillado, del silencio de la voz no oída, del silencio de la derrota, del silencio para no protestar de esa vida humillante y repetida que va y vuelve, inmutable todos los días. Silencio de muerte, que solo rompe los soliloquios que aparecen en el texto, en el que los personajes dicen al libro, por lo tanto a sí mismos, lo que no saben decir al mundo, los celos atávicos, al hijo, al amado, a la amada, al dueño, al mundo. Palabras que van desgranando un mundo interior que explota en su contención preso de este lugar de vida rasgadas, de sol de muerte, de calor de tumba., de rabias contenidas, de voces que no pueden escapar de su bocas, que no se atreven , de miradas que debieron hacerse, y susurros que debieron perderse, de vidas que debieron unirse, de sitios que debieron ser palacios, y palacios que debieron derruirse y.. La mirada del escritor y las voces de los protagonistas se cruzan para explicarse la razón de las cosas. Si la tienen.... si pueden ser sentidas o comprendidas es cuestión de miradas y silencios propios.

Este libro habla de la historia de José y su mujer, trabajadores de los dueños ausentes del pueblo, y habla del pueblo, y de un gigante que violó a la mujer de José, y del Diablo que hace de José un preso de sus de sospechas sobre su mujer, Este libro habla del hijo de ambos, que repite, más tarde, sus historia – como un círculo de fuego, de aire caliente que ciega los ojos y seca las bocas y que vuelve y vuelve, para cegar también las mentes-, pero siendo él -el hijo de José-, el acusado de poseer a la mujer de su amigo. Y habla de un pueblo de personajes extraños, bíblicos por eternos, eternos por silenciosos, silenciosos por herencia, Es el infierno triste donde el diablo aposentó sus dominios, entre Caínes pobres y desgraciados, entre un Moisés que dirige sus pueblo con mano seca y llena de callos, donde una María Magdalena que sostiene los mundos de aquellos desgraciados que a ella llegan, de un tullido Job que no puede soportar el mundo, de madres que lloran el fin de su mundo, Una biblia blasfema dictada por un diablo que ejerce de cura en los entierros y en las bodas, un dios entre súbditos que no conocen otro mundo.

Diablo, sequedad, silencio, muerte, amor, destino, inmutable destino, aceptación, verdad, mentira...Todo encaja en este libro en el que las palabras van tejiendo un complejo poema de versos secos como pechos de madres sin hijos, versos en los que la prosa va desgastando los poemas y los va esparciendo por las hojas, llenándolas de frases que aparecen dictadas por la lluvia, la lluvia que falta en ese paisaje, parece que solo el autor quiere salvar el pueblo a través de sus palabras, pero sus personajes están presos del hechizo de ese maldito lugar, de la tristeza que lo impregna todo,  que ni las palabras hermosas, ni los pensamientos acuciantes de sabiduría, ni las miradas que dicen cosas que , aun entendidas,, no sirven sino para saber que el futuro no existe, saben ellos que hagas lo que hagas , ames a quien ames, sepas la verdad y no la quieres aceptar, eres preso del silencio de tu boca, de tu mirada, de tus manos, el maldito silencio que solo lo rompen en las páginas del libro, y expresan sus sentimientos a la nada, al viento, a la paginas en blanco que es lo que es un libro, lineas negras que unen espacios en blanco; porque nosotros los lectores solo servimos para ser testigos, para callarnos como los personajes, para acariciar una perdida, para no salvar lo salvable, para llorar una pena, no servimos para nada, solo para saber que el mundo de las palabras es el mundo del silencio, la contradicción eterna de que mientras más leemos, más comprendemos que somos como lo que leemos: presos de nuestras propias prisiones, de esas que no escapas nunca, de los diablos que nos enseñan, inevitables el camino que tomaremos, somos presos de todos los demonios que rigen nuestro comportamiento, sean dioses o demonios, nadie es libre, somos lo que alguien ha querido que seamos, o que hagamos, no somos nada. 
Los libros son, a veces,  espejos.


wineruda









viernes, junio 23, 2017

INSANIA de HÉLIA CORREIA



















INSANIA de HÉLIA CORREIA
insânia 1996
Edi Hiru 210 Pág.

Trad Paula Sentandreu Roget y Carlos Penela Martín




La culpa la tienen los poetas, no tienen perdón, los buenos poetas, que de poetas buenos el mundo anda necesitado y, aun así, son los culpables. Culpables porque cuando escriben en prosa cojean en la pierna en la que tienen el zapato donde guardan las metáforas o el celofán donde se pegan a la piel esa incesante necesidad de crear mundos en los que ves nacer en cada palabra; el lector ve nacer el libro en cada párrafo, en cada idea hay una nueva cosa en las que el poeta, culpable, ha creado una nueva mirada, porque eso es el mundo -la vida, la historia de tus y mis vidas-: el mundo son miradas. Tu mundo y mi mundo nunca se parecerán porque mi mirada no es la tuya, ni la tuya, ni la tuya, ni la de aquel, ni la de nadie, es mi mirada agazapada tras mis ideas  y mis aprendizajes, la que descubre lo que quiere-me- contar el libro, Y es entonces cuando el culpable poeta se convierte en inocente, pero inocente de ingenuo, mi mirada ha convertido su libro en mio, se lo he robado, y no, no he cambiado las letras, ni una coma siquiera , no he cambiado nada, pero es mi libro. El poeta prosista, el prosista tahúr, el tahúr poeta sabe que sus palabras dejan que entren en todos los mundos, en cada una de ellas, que la palabras sinónimo no tenga sentido porque no tiene sentido el vaciar un dedal de agua en el mar, el contenido de las cosas son las propias cosas, y las cosas son sus contenidos, pero los arcones que contiene un libro son tantos que abrirlos todos haría de un libro, mil,. Hélia Correia habla desde las entrañas de una poetisa, de sus sonoridades, sus ritmos, sus imágenes que aparecen al cruzar la esquina izquierda del libro, las palabras son poesía, una poesía en prosa que busca contarnos una historia, una manera de enseñarnos un mundo. ¿Qué mundo? Un mundo derruido, un mundo muerto-o a punto de hacerlo o de derruirse y casi desaparecer-, un mundo cayéndose y a punto de estrellarse,. Como una hermosa bailarina de ballet al que se le ha roto una pierna,o si al piano de Sviatoslav Richter se le rompiera la tabla armónica, la belleza está en los dedos, en la ejecución, está en las piernas, está en la intención, está presente en el vacío , está donde siempre estará, pero la crudeza del mundo supera esa extraña combinación de lo bello con lo feo, de la muerte con la letras doradas, de la ignorancia con el saber andar. Y se derrumban las cosas bellas a pesar de estar presas de hermosas cuerdas y horribles cimientos.


“Insania”... ¿Cómo podría describirla?, y ¿Si lo hiciera sabría expresar lo que he sentido al leerlo?¿Mentiría al decirlo? ¿Será esta ”Insania” mía la que quiso contar Helia? ¿El machete con el que desbrocé las zarzas y las enredaderas que dan imagen de ese mundo extraño es el necesario, el que debe cortar o puede cortar las palabras, y los verbos y los adjetivos con los que se quiso escribir este libro? Lo cierto es que no lo sé, y me da igual. Si quieres saber de este libro, debes aprender a mirar el mundo como si este se derrumbara, pero dentro de ese desplome, esa absoluta falta de todo, de esa muerte y amenaza constante esa crueldad de la vida, esa necesidad de todo, y debes aprender a a mirar que esta historia llega a un pueblo llamado A Levada, y el comienzo, vacío de miedo y de necesidad es la llegada desde la nada de una niña llamada Natalina, una niña que no habla, que parece retrasada, que solo se mueve por el pueblo, aceptando comida y algún cariño que solo acepta a cucharaditas, justas y buscadas,. La niña aparecerá y desaparecerá del texto, pero será su centro, será su discurrir y su intención, será acaso su metáfora de tahúr poeta que muestra al mundo de una niña desamparada en un mundo en decadencia y a través, o cerca de ella, aparecerá un mundo de personajes, un batido y desengañado grupo de personas que salen y entran de sus casas, de sus vida, esperando sobrevivir al fin del mundo, que no es y si es, que mueve el hambre y mueve la vida, Es un mundo condenado, amenazante, donde nada cabe excepto la necesidad de sobrevivir sin pensar en el prójimo, lejos de necesidades comunales y de caricias y ayudas: solo es la búsqueda de sobrevivir entre un mundo sucio, raro, casi calumnioso con la vida. Personas que mueren y viven entre cobardías y rebeldías, y destrozos y reencuentros y hasta instintos espirituales que se mueren entre cadáveres que no conocen.

Los libros necesitan, digo mal, mis libros, los libros que yo acepto y amo son los libros que te dejan sensación, sea inquieta o buena, los que son capaces de llegarte al alma o al cerebro o al corazón, o al estómago; no me valen los que utilizan el simple asco o la risa fácil o el lloro sensiblero, eso no es llegar al corazón, o al cerebro o al alma, para eso hay que tener algo más que cuatro formulas manidas que atrapan peces con redes de arrastre. Helia me ha llegado de dos formas: por un lado me ha producido inquietud, una sensación de desasosiego de que algo se trama en el mundo y no es lo que precisamente describe abiertamente ella, no te está contando lo que te está contando, te está hablando, por debajo -sotto voce- de la humanidad, de los tiempos que nos toca vivir, de los años, horas y minutos, en los que la soledad y la inquietud y la nada es parte de la vida de la gente, de nosotros mismos, esa maldita sensación de que nada es como parece y las almas que recorren el mundo se mueven por intereses y nada se sostiene sobre nada excepto en el puro egoísmo. Y por otro lado Helia me ha llegado por algo que repito en todos los libros que comento y en los que lo terrible se cuenta de la forma más hermosa, sea en sus palabras, sea en sus concepción, sea en sus creencias o sea en sus tentativas, y Helia lo hace, crea un mundo extraño, corrosivo, un mundo de muerte en la lluvia, hambre en las casas, frio en el cuerpo, odio en los ojos, bajezas en las ideas, y lo convierte en una novela en la que todo parece encajar como un puzzle del infierno de Dante o del “Juicio final”de El Bosco, un lugar terrible, apocalíptico, pero.... cruelmente bello.

Pero no sería normal hablar sobre “Insania” y dejar el personaje de la niña Natalina, en una pequeña mención que hago a mitad de comentario, ya he dicho que es un personaje silencioso y constante, hasta puede ser una metáfora del mundo débil, pero me he puesto a pensar y me he preguntado la razón por la que Helia creó el personaje, la razón por la que no habla, por la que recorre el mundo tomando lo que necesita, -hasta pedacitos de cariño- y el pueblo la oculta a los extraños y la ayuda y la... Y me respondo como lector tramposo que soy, o me creo, que Natalina es la vida, la simple, pura y hasta inepta vida que nos toca vivir a casi todos nosotros, porque queramos o no, somos o valemos solo nuestros silencios, nos dan cariño y aceptamos lo que podemos o nos quieren dar, la gente también, -sí, sí Helia-, a veces ayuda aunque no sabe la razón o lo hace por inercia, , y somos tan ocultos para el mundo, como una mujer que ha pasado hoy junto a mí-como podría ser un hombre pero digo mujer porque yo soy hombre- que me ha parecido muy hermosa, y triste y he pensado, que a pesar de que aquí “solo” vivimos 27.000 personas jamás la volveré a ver -todo es fugaz y silencioso-. AL final Natalina soy yo, al final Natalina y el mundo y yo y el futuro no es nada, no hay nada. Hasta las pequeñas cosas hermosas, o las pequeñas ayudas se olvidan y se van, hacia ningún lado.



wineruda

jueves, junio 22, 2017

EL MIRÓN de ALAIN ROBBE GRILLET






















EL MIRÓN de ALAIN ROBBE GRILLET

le voyeur 1956

SEIX BARRAL 252 Pág.

Trad., Juan Petit



La próxima vez que hable de literatura  seguro que hablo de otra cosa, de otra manera de verla de lo que lo haré esta vez porque me dejo influir por mis últimas lecturas, y las tomo como lo más esencial que haya leído en mi vida de lector a saltos: saltos cortos, saltos enfadados, saltos de poco nivel, saltos de algún nivel; y será distinta porque leer a mí me parece que es el ejemplo más claro de inmiscuirte en una mundo y nadar en él hasta ahogarte en sus letras, morirte entre sus textos, sin poder de escapatoria, preso de sus ramas que te agarran de los tobillos, y de sus bosques de ideas que te confunden, y terminas azul, tenebroso y gris, tumbado,  en la calma de una ensenada donde acaba el texto; muerto , por las heridas y las imágenes y los verbos y los adjetivos, y las intenciones... sobre todo por las intenciones que tiene el libro; es el texto que te ha vencido. “ El mirón” -creo, por experiencia- es un libro al que a la mayoría les produciría rechazo, por el simple hecho de ser un texto en el que lo mínimo es esencial, llamando esencial a lo repetitivo, a la búsqueda de lo exacto, es ello en sustancia, o casi, lo que mueve el lenguaje y el texto; es lo ínfimo, la mirada a lo sencillo o lo poco importante en apariencia, y a  la historia lineal o casi...La historia es un viaje a un lugar cerrado, a una isla, en la que un viajante, un vendedor de relojes a domicilio, que conoce la isla porque vivió allí hace muchos años, llega para ejercer su oficio. Sus cálculos de ventas y su intención de visitas, vueltas y de recorridos, son un itinerario preciso por la isla, por sus encuentros, por sus personajes, sus paisajes, sus calles, sus veredas, sus encuentros; itinerario que intenta crear, y lo consigue, que el texto sea una compleja red de verdades, verdades exactas, o casi exactas, porque siempre puede aparecer la intención de cambiarlas, o puede aparecer el simple azar, o un sucedido extraño, pongamos una muerte, la muerte de una niña que todo el mundo desprecia , casi odia, por razones que nadie acaba de decirlas, o acaso las dice pero el autor no quiere contarnoslas; acaso porque son mentira o quizá sean verdad. Yo sé que todo lo que dice la literatura es tan inexacto como mi entendimiento y la intención del escritor, y del día que has tenido, y de la fuerza del viento en aquel preciso instante, y de tus recuerdos y de tantas cosas que influyen en algo tan vital como leer.. Así que todo lo que dice la literatura, es verdad y es mentira. Lo que nos cuentan los libros son trampas del lenguaje, trampas de la imaginación, trampas de lo que se cuenta, trampas del autor; lo que se narra:¿Fue?¿Está siendo? ; el autor es un tramposo, es un receptor que deja entrar noticias y solo deja, como una radio estropeada, que salga alguna, clara o evidente no sé si lo son, solo es cuestión del lector...

Lo cierro es que sé, y si me pongo a hacer un pequeño esfuerzo sabría recitar los preceptos y la teoría de la NOUVEAU ROMAN, de la que Robbe Grillet, es su ¿maestro? Pero lo cierto es que me importa muy poco, digamos que un bledo, lo que sería contar y recordarme esa teoría,-hacer una lista, o un hermoso y directo enlace a la wikipedia o algún lugar similar-No, eso no quiero, no me interesa para nada, no sabré nunca más lo que es eso, lo olvidaré...Yo he leído una novela, y la interpreto como eso que es: un ejemplar único, -viejo y arrugado por cierto- de una novela que me explica algo; así que no quiero que me expliquen qué plan tenía, qué teoría seguiría; no me importa, ni aunque hubiera sido entregado el texto por una zarza ardiente en la cima del Mont Ventoux, nacida de la nada. Para mí este libro nació en el instante que lo abrí, y crece o ha crecido en cada una de sus páginas, nuevo, virgen, suelto como una de esas viejas cometas que ya nadie usa, o como un yo-yo al que se ha roto una cuerda y rueda por una cuesta hacia un final desconocido ¿Destruido? ¿Reconstruido?

El mirón, el voyeur, como denominación fetichista en el lenguaje castellano es la esencia del libro,, pero no desde el punto de vista sexual, ni acomplejado, no, lo que señala es   la exactitud de la mirada de las cosas que pasan, o  las mínimas consecuencias de pequeños actos, o la simple precisión de una estancia o el mirar fijo de una niña que observa al viajante, o el golpeteo de las olas contra las piedras de la isla. Pero también la fijación en un objeto, en un espacio, en un tiempo exacto deja un agujero, enorme, a la ambigüedad, a lo que queda fuera de lo que el narrador cuenta, de lo que te dice el libro, de lo  que te oculta.. Pero tras toda esa figura espesa, casi agobiante, repetitiva a veces, que sujeta todo un entramado  de horas, minutos, kilómetros, metros, pasados y presentes; existe un recoveco que deja pasar otra cosa, un dictado extraño que no encaja ¿o sí lo hace? ¿Lo hace en el fraseo del redactor o en el eco del sonido de las palabras del lector? ¿Qué es? ¿Qué trampa esconde el libro?, Evidentemente, si has leído este texto con algún interés o si has llegado aquí, es evidente que la única cosa que puede alterar un mecánico, aburrido en apariencia, repetido y pensado recorrido de un vendedor de relojes por una pequeña isla , en la que quiere estar un día, pero pierde el barco de vuelta, lo único, es la muerte de una niña que repele hasta a su familia.


La muerte quiere transformar el libro en una novela negra, aunque no sé si es la mejor definición esa, podría llamarla  policial, pero es más o menos lo mismo, pero yo  elegiría policial, por el simple hecho de que no hay policía en la isla. Que son las palabras, los recorridos de las palabras, las inexactitudes atrapadas al vuelo o al tacto, o el simple descubrimiento que desaparece y aparece en el texto el que hace que el lector sea policía y el escritor  sea el mirón o el ejecutor. Cierto, ¡eso es! podría decirte que incluso podría acusar al escritor de ser el asesino o, ¡oh!, un  simple descriptor de un accidente; podría decir que el lector puede pensar que todo es cierto o que todo es mentira, que las cosas que  no sabes y lees puede que  las has soñado o puede que las has imaginado,o, piensas,  si las  estás  elucubrando, recordando,o, acaso, estás saltándote una página que se ha pegado por la humedad de la librería que la sostuvo.

No sabes si la historia te falsea en ese recorrido por el tiempo y el espacio, minucioso, exacto, cuidadoso hasta casi exasperar, hasta casi pensar que la literatura por un momento es más-debe ser- movida, más repartida en hechos sustanciales y no renunciables, pero descubres que no, que es mentira, que hay todo tipo de literatura que debes aceptar, que debes amar, que debes saber que existe, que son miradas casi poéticas sobre un pequeño cordón que se mece en movimiento de barco, o es una alga que recorre el mar por una ráfaga de viento, o una mujer que no es lo que aparenta, o es un recuerdo visto desde el pasado hacia el futuro y luego, sí, al revés: del presente al pasado, todo todo todo, es literatura, todo admite la literatura si es de calidad, si no te aposentas en lecturas que exijan tu estómago o tu hígado, solo tu imaginación. Además nadie me ha dicho que solo leeré en mi vida a Robbe Grillet aunque sea la segunda vez que leo ”El Mirón” y me sigue sorprendiendo, lo listo que es el autor. Y que la muerte pesa más que la espuma de letras que desprende el libro, y va hundiéndose, y no sabes si la encontrarás o la has encontrado.









viernes, junio 09, 2017

EL ESPÍRITU ÁSPERO de GONZALO HIDALGO BAYAL




















EL ESPÍRITU ÁSPERO de GONZALO HIDALGO BAYAL


2009

Tusquets Andanzas 

 556 Páginas



Borracho, ebrio, embriagado, bebido, beodo, alcoholizado, mamado, achispado, amonado, ajumado, ahumado, calamocano, dipsómano, alumbrado, con curda, colgado, como una cuba; así estoy después de leer este libro, pero no de alcohol, sino que tengo la sangre -y el cerebro y el hígado , hasta los riñones- llenos de palabras; estoy empapado -desbordado, acuciado hasta la sorpresa- en palabras: palabras crueles, dulces, extrañas , numéricas, cuadradas, al cubo, de fórmula física,  inventadas, paranomásicas, neologismos, arcaísmos, barbarismos, latines, y griegos; o  palabras surgidas del habla de un pueblo perdido de la mano de Dios, y encontrado por la mano de un forajido, palabras que me inundan la sangre de ironía, y de feroces falacidades, bosquejos de ideas con sabor a hiel, y que no saben de dónde nacen y para qué, palabras procaces y salvajes, palabras como su mundo: curtidas, bravías y cultas.

El mundo enfrentado, -tu y yo, el y ellos, nosotros y vosotros, norte sur, paraíso infierno, riqueza pobreza, sarcasmo o fijeza,- enfrentado como el estado de la cultura y el del analfabetismo y el del  desconocimiento -y la absoluta necesidad de no saber-. La dicotomía de lo que quizá fue y de lo que realmente fue; la dualidad histórica -venganza futura-en la que la realidad de un hombre -humillado y acusado, vencido y torturado-- que luego fue cartaginés, pero cartaginés triunfante sobre los otros, los enemigos los de que siempre ganan y ganaron, los romanos, antiguos triunfantes humillados el vencedor vencido, el derrotado ganador. El perfecto enfrentamiento, la parsimonia de vida que no sabe qué camino escoger, y enseña que el mundo de las escuelas donde nada se aprende ni siquiera a vivir, porque a vivir se aprende en las tabernas, en las afueras de las escuelas, o en las calles de los pueblos perdidos, o en los campos donde pacen cabras y vacas, en riscos donde se muere despeñado, donde el poder es del señorito hijo de desgraciado y el desgraciado es el pobre siempre; Y el saber...el saber solo sirve para componer -o recomponer o construir a golpe de mano vacía- la vida de otros, componer verbos que expliquen el mundo, que lo remienden para que nonatos y para muertos vivos. Nunca para uno mismo , ni como profesor que solo eres soniquete murmurante de un organillo que se ha  repetido durante años -se va repitiendo-, ni nunca como alumno que solo eres el siguiente en saltar por la ventana de la vida. Ser o no ser, no depende de ti.





Y de la dicotomía, dualidad, partición, división, que es la novela, que va discurriendo su recorrido , a veces pantanoso, a veces como brazos de meandro, a veces como catarata rugiente, a veces como río tranquilo y pasmado, a veces con la calma chicha de la vida de un pueblo que ve pasar al vida. Vida que nos transporta desde el pasado al presente, y de hoy a ayer, y de nunca a siempre,  desde un pueblo apartado del mundo , un lugar etéreo, vacío, solar de sueños que no fueron, de origen que no fue, de energía apagada, Casa del Juglar, o Murias o.. Desde allí, lleva a Gumersindo, y con él a Pedro Cabañuelas y sus vidas , a Madrid, a estudiar y conocer sus vericuetos, sus vinos y mujeres, sus callejuelas y sus peleas, sus mentiras y verdades. Dicotomía y extraña aflicción que provoca y enseña que el protagonista ese viejo Gumersindo y el  niño Sin a la vez, , o Pedro Cabañuelas es  bandolero y alcalde, es futuro en el pasado, hasta el mismo  escritor de esas memorias propias y ajenas es amanuense falso y real y mentiroso a la vez.
 Partición que pasa de un profesor anciano-Don Gumersindo_ que es el niño que recorre las calles llenas de cenizas, mierda de vaca , de mentiras al oído y verdades a medias, de acusadoras y curas de poder y guardias civiles sin poder, y piedras de camino y que luego lo lleva , a la insultantemente moderna década de los años 80 en un instituto en los que los jóvenes son tan modernos como podrían serlo entonces -y Don Gumersindo tan extraviado como sus dialectos del latín recitados de memoria-,. Y allí me veo, con aquellos alumnos de Murias en el post-franquismo, con aquellos chicos tan patanes como lo fuimos entonces, tan enamoradizos como intentamos serlo y no somos, tan humanos como lo hemos sido siempre. Y también están  los otros  niños -los figurantes con frase, moratón, vida y muerte, hasta amor apedreado- los de primeros del siglo XX en los que la escuela de los frailes era un lugar de rezo y palo, castigo y oración, de vértigo y miedo - creo que casi somos los mismos con otra vestimenta y otros canto, pero igual de perspicaces y tontos, tan inútiles como crédulos, tan crueles como inocentes-Somos, ambos -los modernos de marihuana y libertad, y los de vino barato y tirachinas-, vestigios de dos pasados. Todo es pasado en la novela, pero es un pasado presente,- el presente pasado-, porque nos habla de la vida, de la vida de alguien que vive, encerrado en el circulo horario, diario, anual, que nos rodea-;: el escueto vivir que nos repite sin cesar que la vida es la misma siempre-,. que va encerrándolo en su lugar, lo lleva, sin querer, aunque sus planes hubieran sido otros, al lugar que  eligió, o quizás, sí, un otro, un alguien que nadie conoce, ¿el destino?¿Dios? ¿el infierno? ¿la nada? Todos acabamos en los lugares que creemos nunca hubieran sido el final , y aquí estamos -presentes- en novelas que hablan de Don Gumersindo (Sindo, Sin), un niño que comienza a estudiar a primeros del siglo XX en un colegio curas y allá descubrirá el mundo extraño, paradójico, irreal de las lenguas muertas que enseñan que el mundo es siempre es mismo, por lo tanto están vivas como el mundo -.Así, nuestra vida es como el latín ahora, y como la canción de los Sex Pistols, sin futuro,


Gumersindo (Sindo, Sin) conocerá en el pueblo a un rufián, a un bandolero, que surgió en el pueblo, pero nadie acusó, solo amagó su condena, y desde su puesto de posible bandolero peligroso, Pedro Cabañuelas va ascendiendo en la vida de Casas del Juglar y de Murias entera, cultivando su cultura con Gumersindo niño, conociendo los latines , de donde aprende que los cartagineses son un pueblo admirable aun en la derrota, que por otro lado él no reconoce, y por contra sus enemigos serán escipiones romanos a vencer, y podrán ser vencidos.
Pasados los años, Gumersindo, don Gumersindo, escribe esa historia que será´recreada por el propio Gonzalo Hidalgo Bayal, robando de los escritos ocultos del profesor de lenguas muertas; , muertes, triunfos, derrotas, venganzas y ruindades que sucedieron en el pueblo, en Madrid durante la universidad y en la España que cruzó aquellos años de muertes, guerras, sangres y bendiciones apostólicas. Aquellos padres , rellenaron el mundo de hijos de los cuales Don Gonzalo Hidalgo -como colega joven de Don Guemersindo y escritor de sus memorias apañadas- va dando razón de vida y señales de movimientos en los años actuales. Grandes movimientos que se van repitiendo, solo las carreteras y los coches y la radio, o los instrumentos musicales no son los mismos, la vida de la gente es la misma, : beodos, asexuados, tontos, perdidos, fornicadores, músicos, perdedores, salteadores. Quizá solo queda una cosa que no es la misma, la justicia no escrita que existía en los pueblos donde no había más que razón de vida y de muerte, la justicia de la verdad y de lo que es justo, o del que es más listo, ahora solo queda la soledad del que nace para estar solo y no vencer nunca, ni aunque sea lo justo


El protagonismo rota entre el Antiguo casi , acaso, aún, bandolero , Pedro Cabañuelas, -y su prole y familia- y Gumersindo; que surgen y rigen un destino casi paralelo, entre obligado y destinado, sus mundos, de cultura sin destino, y de destino sin cultura, será la del pobre profesor de la España del siglo XX y del ´hábil generador de vidas y sueños y dineros que va creando el pueblo de Casas del Juglar a su gusto extraño y cartaginés; y la dicha de hacerlo supera la desdicha de su vida, y así se irá moviendo el mundo por este libro, que está lleno de sonidos extraños, extraños por diferentes, es una novela diferente, no busques veleidades facilonas, ni simetrías ajustadas a lo vendible, ni busques traiciones indebidas, ni facilidades de lectura y pago,. El latín nace y trasiega por sus pagos, los juegos de palabras rulan como un jarra de vino en una vieja cabaña, se sorprende uno con el humor irónico, tramposo, el humor con mirilla, el humor con tirantes, la broma con carretilla, , el chiste para mirar con periscopio o microscopio , incluso con telescopio; y aparecen hasta las canciones ochenteras de bajo presupuesto y serie B y hasta hacen prosopopeya de niños sin futuro de los 80, iracundos entre alcoholes y malos versos. Y …aparece...
Cabañuelas como rey y Gumersindo como juglar culto de latines y canciones de gesta cartaginesas .

Y no quiero perderme en contar cosas extrañas -mías- del libro, simplemente he intentado hacer un boceto, a carboncillo y borrando con una goma de esas con olor a nata que probablemente si fuera cierto su olor me hubiera embriagado, pero como solo es un ejercicio de estilo, diré que es una novela, no ya buena, esplendida. Y me impresiona, me deja completamente alucinado que webs - de alabado credo-que distingan escritores de “alta alcurnia” de la literatura española del siglo XX y creo que del XIX o XXI ¿qué más da? no distingan a Hidalgo Bayal-lo subraye, lo diga siquiera-. Es impresionante, espléndido en su barbaridad. ¿Qué les has hecho Gonzalo? ¿Confundiste gigantes con molinos? O ¿ Ibéricos con bestezuelas?. ¿Delenda est Carthago?


No es un libro para leerse de una sentada -bueno yo lo hice, lo leí en un día-(pero es otro tema, lo bueno me obsesiona), así que si quieres leer un libro que no sea el que te aconseja el vecino acosándote en el ascensor con sus libros de biblioteca pantagruélica  y de portada de belleza arrullada y fascinante; agarra una silla-o mejor un sillón-, ponte las gafas de leer, aprópiate de un diccionario -de los de libro no de los de Internet, no valen, no merecen la pena-y disfruta; sí disfruta del puro placer de leer historias, que la vida no vale para nada si no tienes un momento, un lugar , una silla, un sillón, un árbol viejo donde apoyarte, una encina donde colgar la hamaca, un aparte silencioso, una querencia para personas que no quieren leer lo que te aconseja la dependienta de la librería  del supermercado -no por no saber, sino por escasez de temas y tomos- y le apetezca leer una obra de arte. Arte de papel, arte de riesgo, arte de pensar, arte de no hartarte.
Pues te -os, les- presento:
-Aquí un lector con curiosidad..
-Aquí Gonzalo Hidalgo Bayal, escritor que hasta pudo ser el que inventó el bálsamo de fierabrás para lectores  (como me ocurrió a mí) Gracias







Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...