viernes, noviembre 16, 2018

MADRID CALLEJERO de JOSÉ GUTIÉRREZ-SOLANA
























MADRID CALLEJERO de JOSÉ GUTIÉRREZ-SOLANA
(1923)
Ed Trieste Pág. 204

Si alguien quiere descubrir un cuadro de Gutiérrez-Solana sin trazos, sin esos colores tierra y oscuros, sin esas caras de terrible verdad, de dureza y muerte, de conformada tristeza; si quieres descubrir con palabras, no, mejor diría, si quiere descubrir cómo Solana pinta sin pincel, sin caballete, sin tela, que lea este libro, y aquí descubir ese mundo tenebroso, crudo, ese lado distinto de la vida que veía él, descubrir el costumbrismo  que en él era un estado, un acompañante de excusa y de motivo, que a él le obligaba su interés, y  querencia de vivir en un lugar lejos del centro de vida normal para los demás, lejos de esa circulación normal y diaria de los literatos y pintores que circulaban aquel Madrid, aquella España, aquellos tiempos. Esa gente –esos personajes- que él pinta y describe, aparecen en lugares de alcohol, lugares de vino rancio, de toros muertos y vivos, de carnavales pobres, de gente que no tiene nada, de tristezas e imposibles, de soldados canallescos o valientes, de toreros sin suelo, de prostitutas. Eran esa gente del arrabal y mano sucia, del mendrugo, de la bota de vino en el hombro, de baile del domingo endomingada, de sabores recios de campo y vida pobre; era gente que no vivía solo sobrevivía en una ciudad que crecía, que nacía y moría: moría de vieja en las casas que iban demoliendo para hacer nuevas calles, nuevos territorios para ricos para otra vida que no era la de los que allí, entonces, vivían. Y de esa muerte nacían nuevos territorios nuevas calles que llegan hasta hoy llenas de riqueza y  poder, lejos de aquellos paisajes costumbristas, hechizantes y espantosos que allí entonces estaban.,

 Muerte y vida como en toda la obra de Gutiérrez –Solana. 

Pasea, en este libro,  Gutiérrez-Solana, por Madrid, y parece que nos va mostrando su paisaje, su lugar de apetencia, y dichos lugares acompañan su ideología, su círculo vital, el recorrido de sus cuadros, de su estado vital, la impronta de su imaginación y su querencia-apetencia-, dichos lugares son la iconografía que descubre sus cuadros, o sus cuadros son la iconografía de esos lugares, de esas gentes, su resumen, su sello en la vida, su demostración que existen, que existieron. Aparece, así.  lo tenebroso, lo terrible, lo macabro de los cementerios viejos, de cuyas tumbas viejas y reventadas. Gutiérrez-Solana descubre una parafernalia de difuntos y ataúdes rotos, y un discurrir de osamentas y huesos podridos que descorazona, pero, a la vez, refleja un estado y un diario de una vida en ruinas, Es el estado de un personaje que ve derrumbar un pasado; él llora por las cosas que van cambiando, por las casas que no volverán, las costumbres, los territorios propios e impropios que no verán nueva luz, en esa época de los años 20 del siglo pasado, todo se derrumba, calles, casas, cementerios, voces y paisajes. Su descripción de la muerte, de lo macabro asusta y espanta, pero no deja de ser el discurso de una querencia que acaba en sus cuadros, que muestran más allá que sus trazos, como aquí de sus letras.

De las calles que aún conservan su estado viejo y decadente, de aquellos lugares, tabernas, tugurios, casas de putas, de rastros de cosas viejas y robadas, de horas y sitios y estados de cuando finaliza la noche, él descubre el momento en el que todo discurre y todo se para. : él encuentra momento-líneas, dibujos, palabras, trazos- para las prostitutas, para los viejos derrotados, para ciegos arruinados, para marineros borrachos-navajas, puños y canciones de nostalgia-, para titiriteros, para disfrazados sin miedo, para feriantes de carreta rota, para soldados sin destino, para toreros muertos, para viejas desdentadas, para alcohólicos sin futuro (muerte y vida). Descubre esos  lugares porque él  se siente cómodo en ellos , y , por ello, pasea y en el paseo describe, casi al paso, como una descripción contada al oído, la sensación de caer en las profundidades,  de caer rendido en aquel olor a vino viejo, a suciedad, de caer rendido a la sensación de vivir entre el color ácido de aquellas calles, a sentir el viejo sopor de las mañanas sin ir a dormir, sentir el olor  a ropa vieja, a soledad, a vómitos y borracheras, al sonido de las peleas y los perros aullando, sentir a las gallinas que salen de los patios sin baranda. Sin embargo, él las ve desde un lado , y desde arriba, él las conoce, él se reduce a un estado para incrustarse en ellos, sabe de lo que van las cosas, ha estado allí  y ha besado, bebido, arremangado sus chaquetas para pelear o no mancharse, pero, así y todo, en el libro  siempre está un paso al lado, acaso por pudor de escritor , acaso, más seguro,  por distancia de pintor, de dibujante al lado del protagonista.

En la parafernalia que acompaña sus cuadros siempre aparece el carnaval, en ellos, y en las fiestas de San Antón, del Dos de Mayo o en las Verbenas, Gutiérrez-Solana escribe sobre ambientes, sí, pero también sobre personajes, sobre hombres concretos, que acaso vivieron, existieron, acaso no, no lo sabremos, o quizás solo fueran el personaje escrito de un cuadro, el reflejo   soñado, o pensado, de un hombre o una mujer que se cruzó en su camino, y en el queen el libro  él recrea su historia, hasta su vida y su muerte, o los viajes o caídas , como si le siguiera toda la noche-toda la vida-, y es la misma que en sus cuadros pinta, esas caras triste, terrible o cansadas –o estoicas-,  que parecen contar la vida pasada y futura de sus personajes, de sus figuras; en este libro los describe y en su cuadros los pinta. En esas fiestas y celebraciones, aparecen una sucesión de situaciones casi teatrales casi domésticas-como si la viera en el momentos que las escribe, como una foto -como un cuadro-. pero Gutiérrez-Solana no solo describe estos momentos sino quevemos  el color que parece  dejar ver el libro, el tono que surge de las descripciones de sus páginas, de sus personas, de sus máscaras, de sus vestidos, de sus ambiente sórdidos, tenebrosos, desagradables pero también de sus momentos  de baile, de broma, de carnavales, de toros en Las Ventas, de baile en las campas, de verbenas y carretas de fiesta; todos son de un color ocre(tierra) o negro(apagado) o blanco (sucio), como los que predominan en su cuadros. Y hasta lo brillante apenas ilumina lo que unos ojos en un cristal oscuro, lo que el pico de un cuervo en una noche sin luna, el pico que desgarra y ataca, solo parece descubrirlo el graznido oculto y que entraña miedo que parece salir de las entrañas.
El discurrir del libro, con las opiniones drásticas, a vece escandalosas, sin pudor , directas, sin cortapisas, con frases radicales, hasta desagradables sobre algunas personas, temas o ideas, todas  describen a un personaje directo que desprendía todo lo que pensaba , que narraba y opinaba sobre  todo lo que veía , a su modo, que mostraba ese mundo lejano, que es difícil de distinguir desde el segundo donde vivimos A pesar del pesimismo oscuro, macabro casi enfermizo de sus visiones de futuro, a pesar del pensar oscuro. hasta con el  casi regodeo con la muerte y lo feo, aún  más allá de eso, el libro es un diccionario sobre el pintor, y es una pintura, costumbrista y nostálgica, histórica y cruel, distinta y verdadera, sobre Madrid; sí, pero también sobre una época, sobre un estado de aquella sociedad, sobre un momento de la vida de aquella gente, del estrato social más bajo que se movía por aquellos tiempos y aquellas tierras. Sobre un mundo en cambio, que ni entonces volvió a ser.



viernes, noviembre 09, 2018

‘PATAFÍSICA (Junto a ESPECULACIONES DE ALFRED JARRY) DE ALFRED JARRY Y OTROS











‘PATAFÍSICA
 (Junto a ESPECULACIONES DE ALFRED JARRY)
DE ALFRED JARRY y otros
Ed PEPITAS DE CALABAZA
189 Páginas
  yo creyera que el estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones fuese verdad, que la ‘Patafísica es algo útil, algo que el mundo comprende, merece, incluso admira; si yo creyera que en la vida se debe perder el tiempo en leer esas y otras frases que el mundo del patafisico irredento ha creado  y  ha inventado para este mundo, si eso pensara, creyera o admirara, abandonaría todo intento de comprender el mundo, dejaría sin lucha, sin pelea, con dejadez de marino  mercante, dejaría, pues, que las filas de patafisicos que son y serán en el mundo conquistaran la vida, conquistaran la historia, conquistaran el futuro, con esos  inventos absurdos que nadie comprende, con ideas retorcidas y raras, sí raras, que agreden el sentido común. Incluso vienen con ideas malsanas para las buenas mentes que en el mundo han sido y serán. Piensen que en esta vida llena de placeres serios, que un patafísico, algún patafísico absurdo, diga que es un placer reventar el bombo con golpes de pasteles de blanca nata para dejar un sonido limpio a los tambores,; 0..o… o… o … que otro  piense que en este mundo de grandes  mercaderes,  un vendedor de pájaros debe poner su puesto en un balcón o, mire, alguno cree que es mejor idea vender pájaros montado en globo; y, calle calle, otro piensa que  cambiar ruedas de coche por bloques de pegajoso caramelo para que se agarren mejor las ruedas a la carretera. O que los aviones vuelan mejor cuando se construyen en fábricas con forma de huevo. O, dicen, que lo trenes  son mejor de color blanco para que no se vean a los que se despiden decir adiós con el pañuelo, blanco y ahorrar la pena al que se queda… ¿Qué sería entonces  de la despedida final de la hermosa película Casablanca? ¿Qué.. que dicen que no se fue en tren que se fue en avión? perdonen…borre esto..

Si la ‘Patafísica fuera eso que los menesterosos de la imaginación han citado, en palabras de su DIOS, Jarry, Alfred, que la regla debe ser, y es,  la excepción de la excepción, pensaría que el mundo se ha doblado por la mitad, como un boxeador  que ha recibido un golpe muy bajo, bajísimo, como cuando mi primo Carmelo lució bigote frondoso, y me dijo el muy, muy...patafísico, que era  para no tener un trigote o, peor, un cuadrigote que abarcara-y tapara, dice- toda la cara, decía su mujer, en el bar, que era  de comprender, que el bigote, con su dos lados, aunque sea frondoso, es un buen adminiculo para la cara al contrario de los otros . Piensen señores, que si las excepciones  de las excepciones comprendieran a  los generales de caballería, pudiera un ‘patafísico ser general en jefe y querer –ordenar-  que  fueran a la guerra  montados en fornidos caballos de madera, sí,  en aquellos balancines de nuestra eterna infancia, con la intención final  –cobarde y derrotista seguro- de que se quedaran luchando en una incruenta batalla en sus habitaciones de juegos, así todos  no pensarían -alegres y rejuvenecidos según ellos, acaso con sombreros de papel y armas de madera, en sus caballo también  de madera. Que seguro estarían-, dicen , sí,  que así  no pensarían en arrebatar trincheras o  en la producción en masa de tanques, porque , dicen otra vez , que ¿Qué gracia tiene un balancín con forma de tanque? Ninguna.

Por suerte, alguien me dijo que para no ser patafísico hay que tomarse la vida en serio, y así lo hago, y dejo mi silla del autobús a los curas, y dejo a los niños saltar sobre mi panza cuando duermo en la playa, y miro con rechazo al patafísco –estoy, parece, rodeado de ellos- que me dice que sería diferente dejar dormir al cura saltando en la playa y dejar que al autobús pase sobre mi panza gargantuesca llena de niños.

Si fuera cierto que la ‘Patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias creo que ya hubieran encontrado una solución al mundo, a todos estos problemas que nos acucian y nos muestra cada día esos telediarios y periódicos limpios de polvo y paja de lo bueno y lo malo, .Y no me vale que me hablen ustedes, los del fondo, sobre aquel patafísico que para acabar con la contaminación propuso poner en la punta de las chimeneas de la fábricas grandes globos en los que encerrar la contaminación, y luego tener un señor que los ate y cierre antes de explotar y sirvan de distracción a los niños cuando ya estén llenos y no sirvan; o, ya no me creo por mucho que me digan ustedes que es verdad, que aquel patafísico propuso conseguir la paz en el mundo con el sencillo método de poner a las abuelas de los soldados en el campo de batalla  con una zapatilla en la mano y un jabón de limpiar bocas en la otra, ni que su fallo es que no dijo nada sobre las abuelas de los generales, sí sí, supongo que porque son demasiado viejas. Ni que haya otro, ¡Y que salió en el periódico!, que propuso acabar con los robos en el mundo con el gracioso método de poner un soldado en cada puerta, de este modo mataría dos pájaros de un tiro decía, de modo que acabarían con las guerras porque estarían muy ocupados y ayudaría a que la gente hablara más entre ella, por lo mucho que se aburriría el señor o señora apoyado en el quicio de su entrada, y, por otro lado, mejoraría la natalidad. O eso decía.

En fin, que Jarry, Alfred, hizo, ha hecho, mucho daño cuando habló, y hablan aquellos del fondo sus seguidores, de las soluciones del mundo a través de la ‘Patafísica, esa  que nació desde la barriga de Ubú, o la que acompañó en las divagaciones del doctor Faustroll, del cual, de sus manos impías y divagadoras, nació este mundo absurdo en expansión y en contracción, como parto de reina regente. Propongo, pues, que nadie lea este libro que muestra sus intenciones y dichos e ideas a la caterva de diestros y astrosos seguidores de aquellos impíos absurdos , y que muestra la historia pasada y el futuro de esa ciencia difusa   e indiferente que sobrevive en el mundo para que gente como yo  sepa lo que no hay que hacer, y conozca a los malos  e irreverentes que quieres cambiar este mundo que todos queremos y amamos, por un mundo absurdo hasta lo imaginativo  e imaginativo hasta lo absurdo. Que nadie cambie nada es lo importante. Y ni Ubu, Ni Faustroll, Ni jarry, Alfred, ni Vian, ni Prevert, ni Calvino, Ni Perec, ni el sursuncorda- que decía mi abuela- evitarán que este mudo mundo sea llevado por las reglas puras y pías que lo han hecho como es y amamos.
Amén.



domingo, octubre 21, 2018

HOPPER de MARK STRAND

























HOPPER de MARK STRAND
(1994)
LUMEN  115 Pág
Trd. Juan Antonio Montiel

Un poeta hablando de pintura, de cuadros, de escenas estáticas que se moverán en el instante que las ves, en ese mínimo momento en el que estás contemplando el cuadro y un ciclo de vida –de tu vida- se mueve entre sus figuras geométricas, sus cuerpos derrotados y sus pinturas heladas; un cuadro que respira por detrás  de las máscaras pintadas que repiten sus telas; un cuadro en el que solo la luz vive entre las paredes, pero deja la impresión de la poesía; esa poesía que sale de descubrir la soledad en una letra, en unas palabras o en un recuerdo, y en el que en estos cuadros también aparece cuando te muestra una escena, plácida o cálida, silenciosa –siempre-, la poesía aparece  cuando  muestra algo que revuelve el cerebro y la imaginación, cuando revela y rebela tus emociones. Sí, eso es parte, una, la no menos importante de la poesía: mostrar un sentimiento, usa sensación que va avivarse , va quemar tu mente, llena de recuerdos.  La vida son recuerdos, que te los muestre una palabra o una música o una imagen, es algo que no importa, la poesía es un gesto y es una mirada, y es una pared en blanco y es un pincel, y es un cuadro silencioso, y es un techo manchado de humo y una levita caída en el suelo.


Mark Strand, el poeta canadiense, mira a Edward Hopper, el pintor estadounidense que pinta poemas de luces. Ambos se reúnen en un punto entre la enseñanza y la admiración que muestra Strand por los cuadros. Él los interpreta desde un punto de vista artístico, pero también desde la enseñanza que nos deja, de la impresión que quiere dar el cuadro, es un écfrasis natural que desviste a los cuadros de su impostada tranquilidad, de esa imagen que una mirada ausente o desdeñosa podría ver que son acciones o imágenes o pinturas simples y quietas, solitarias y aburridas, pero no, allí se ve, se siente, una sensación de desamparo o de tranquilidad o de tristeza. Realmente si te adentras aparece su inquietante interpretación; cuadros que dejan paso al olvido, al miedo, a la soledad, a la distancia, a la distancia o a la simple vida…interior.



La luz, el color, la posición de las figuras, el paisaje, el dibujo, la técnica artística que crea Hopper está al servicio de la recreación del instante que es un cuadro, y él consigue convertirlo en momento atrapado en el que a veces quedas aprehendido a él, como en una red o un anzuelo que te deja prendido de sus paredes o sus tristezas o perdido en tu sorpresa de ver un cuadro lejano que refleja un instante de tu propia vida-acaso una sensación-. O puede que no quedes atrapado en el cuadro, pero veas por dónde ha venido esa mujer sentada mirando el mundo o por dónde se irán esa pareja que ya no tiene nada que decirse o  el desamparo de la acomodadora del cine, enfrentadas sus vidas entre los escorzos y las actitudes esquivas que la extraña y simple minuciosidad de Hopper inventa en sus escenas. Escenas que suelen ser momentos desoladores o simples reflejos de lo habitual, de la vida pintada como sucesión de cosas que a veces quedan atrapadas para contener, entre el marco de un cuadro, un momento inolvidable, no tanto porque conozcas el sitio o la situación, sino porque te refleja cómo han sido momentos tuyos.
Un poeta que escribe pinturas y un pintor que pinta poemas, los papeles se invierten, o ¿quizá se cruzan?, se pisan los estados y las manchas del suelo –sean de tinta de escribir o de pintar-. Strand quiso ser pintor y se quedó en escritor de huellas, huellas de la vida en los poemas o huellas de tinta y pintura en sus zapatos de escribir. Hopper es el pintor que no necesita de grandes demostraciones pictóricas para contar lo que pocos cuentan, no necesita de barroquismo para llenar el cuadro de sentido, para abarrotarlo incluso, no necesita de colores abruptos para que se le vea, para que sus cuadros refuljan como un fósforo encendido.


De entre todos los pintores Hopper es mi favorito, me cuenta cosas que ningún otro lo ha hecho, no es el mejor dibujante, no es el mejor con los juegos de luces, sus cuadros no hacen juegos de sombras ni hay luz que alumbre desde fuera; porque sus cuadros son luz, y son la luz que necesitan, son luces que llegan desde dentro del cuadro, desde el personaje o la ventana abierta o la noche apenas subrayada. Hopper es el pintor que más se acerca a la poesía, no de las cosas bellas, no del amor, no de las grandes pasiones, sino que es la poesía de la vida, de las derrotas y las visiones, de la mirada sutil al instante, a la revelación de un estado y un estadio de la vida.



Strand escribe un librito extremadamente bello por lo que se compone,  cuadros  que él analiza, descubre y desnuda sus significados, sus texturas y sus técnicas, esos que él ha descubierto desde su sensibilidad, Strand no escribe poesía en este libro, pero habla desde ella, desde el análisis del mundo más allá de los convencional, de lo obvio, de lo común, para encontrar el pulso de la sensación, la vida o el sentido a cada cuadro.

Una belleza.


Hoy...

50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS de EZEQUIEL ZAIDENWERG

  50 ESTADOS, 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS de ESTADOS UNIDOS SELECCIÓN, TRADUCCIÓN Y PRÓLOGO DE EZEQUIEL ZAIDENWERG     Decían que decía...